La evolución de los coches eléctricos es un tren en movimiento que parece destinado a no detenerse nunca. Y si hay un componente que más que ningún otro determina la velocidad y dirección de este tren es sin duda la batería. La batería, verdadero corazón de los vehículos eléctricos, siempre ha estado en el centro de un desafío tecnológico sin cuartel entre los fabricantes de automóviles y los centros de investigación, inmersos en una carrera para ver quién puede crear el acumulador de mayor rendimiento, duradero y sostenible. Una carrera que, según el experto del sector, el Dr. Robert Mears, podría estar cerca de un punto de inflexión que hará época.
Él no es el último en llegar.
Robert J. Mears es un físico e ingeniero inglés conocido por sus inventos pioneros en los campos de las telecomunicaciones y los semiconductores. Lleva años trabajando para mejorar la movilidad y otras características de los dispositivos semiconductores. A lo largo de su carrera, Mears ha publicado más de 250 artículos científicos y patentes: actualmente ocupa el cargo de miembro emérito del Pembroke College de Cambridge. Gracias a su vasta experiencia y sus ideas visionarias, Mears es considerado una voz autorizada en el campo de las tecnologías emergentes, particularmente en lo que respecta a la evolución de materiales para la electrónica avanzada.
Mears predice la llegada de una tecnología revolucionaria de baterías en los próximos 3 a 5 años, destinada a cambiar el panorama de la movilidad eléctrica para siempre.
Más autonomía, más durabilidad, más eficiencia: un verdadero "cambio de juego" que podría dar una aceleración sin precedentes a la transición hacia lo eléctrico. Pero ¿cuánta verdad hay en estas predicciones? Y sobre todo, ¿estamos realmente preparados para un salto tecnológico de esta magnitud? Intentemos hacer un balance de la situación, entre la realidad y las expectativas.
Baterías para vehículos eléctricos: una carrera de obstáculos
Comencemos con un hecho: si los coches eléctricos han pasado de ser criaturas extrañas de nicho a protagonistas del mercado en tan solo unos años, gran parte del mérito es de las baterías. Sí, porque sin los avances logrados últimamente en términos de capacidad, duración y costes de las acumuladores, los vehículos eléctricos difícilmente habrían experimentado el boom actual. Sí, vale, no mencioné los subsidios, pero esa es otra historia.
Pero en 2009, hace menos de mil años, la densidad energética media de la batería de un coche eléctrico era inferior a 100 Wh/L (vatios hora por litro). Hoy estamos muy por encima de los 700 Wh/L, con picos que alcanzan los 1.000 Wh/L. Traducido en pocas palabras: con el mismo tamaño, Las baterías actuales tienen entre 7 y 10 veces más capacidad que las de la primera década de 2000. Un buen salto, de eso no hay duda.
Los avances también han sido notables en el ámbito de la durabilidad y la eficiencia. Antaño ya era mucho que la batería de un EV mantuviera el 80% de su capacidad inicial tras 100.000 km, hoy existen acumuladores que prometen mantener un rendimiento excelente hasta 500.000 km o más. ¿Y qué pasa con los tiempos de carga? De las 8 horas de los primeros cargadores rápidos AC hemos pasado a 15-30 minutos de columnas ultrarrápidas a 350 kW. Prácticamente la hora de tomar un café.
En definitiva, las baterías de los coches eléctricos han avanzado mucho en los últimos años. Pero la carrera está lejos de terminar. De hecho, según los expertos, estamos sólo en el comienzo.
Predicciones electrizantes
Como decía, Mears cree que estamos a un paso de una "bomba" tecnológica destinada a cambiar las reglas del juego en el sector del coche eléctrico. Ya sea el “Santo Grial” de baterías de estado sólido, de una nueva química revolucionaria o de quién sabe qué maldad nacida en los laboratorios de investigación, no importa.
Lo importante es que esta esquiva "batería del futuro" sea capaz de ofrecer un rendimiento superior desde todos los puntos de vista: más autonomía, mayor vida útil, más eficiencia, menos peso, menos costes. Todo ello, subraya el experto, sin renunciar a la sostenibilidad. En definitiva, el clásico "plato listo para comer" en el que todos están de acuerdo, incluidos los ecologistas.
Seamos claros: no es que a los vehículos eléctricos les vaya mal hoy en día. Con autonomías que ahora se acercan fácilmente a los 500 km y tiempos de carga cada vez más cortos, viajar con cero emisiones ya es una opción viable para muchos. El problema, en todo caso, está en la infraestructura de carga y en la red energética (usted no ha dicho nada). ¿Pero tener el doble de autonomía con la mitad de peso y un tercio del coste? Bueno, eso cambiaría las reglas del juego y también ayudaría mucho a todo lo demás.
Sí, pero mantengamos la calma.
Pero tenga cuidado de no dejarse llevar demasiado por el entusiasmo. Por fascinantes que sean, las predicciones del Dr. Mears deben tomarse con el beneficio de la duda. No porque sean descabellados, seamos claros. De hecho, la dirección del progreso tecnológico en el campo de las baterías parece apuntar hacia objetivos extraordinarios. Y los investigadores de todo el mundo compiten para ver quién llega primero.
Pero hay un largo camino hasta aquí para decir que el punto de inflexión trascendental llegará dentro de 3 a 5 años.
Una cosa es obtener resultados prometedores en el laboratorio y otra es poner en marcha una nueva tecnología de forma rápida y a gran escala. Hay cuestiones no triviales involucradas, como la seguridad, la confiabilidad, los costos y la producción en masa. Todas las cosas que requieren tiempo, inversión y muchísimos ajustes.
Así que sí, es justo soñar con un futuro en el que los coches eléctricos tendrán baterías supersónicas que durarán toda la vida y costarán unos centavos. ¿Pero mientras tanto? Bueno, mientras tanto, disfrutemos del progreso constante y nada despreciable que la tecnología ya pone a nuestra disposición hoy en día. Y sobre todo, no dejemos de soñar y de apretar el acelerador de la innovación.
Más allá de la batería
Hablando de sueños: existe una corriente de pensamiento según la cual el santo grial de la movilidad sostenible no debe buscarse únicamente en el ámbito de las baterías. Sí, porque por muy fríos que se vuelvan, los acumuladores electroquímicos siempre seguirán siendo una tecnología de apoyo, estrechamente ligada a cuestiones espinosas como el suministro de materias primas (véase el reciente caos sobre los precios del litio) y su eliminación al final de su vida.
Por eso hay quienes se centran en gran medida en tecnologías alternativas como hidrógeno (el sueño de una movilidad cero emisiones sin necesidad de baterías) o combustibles sintéticos (capaces de hacer que incluso los motores térmicos tradicionales sean neutros en carbono). ¿Soluciones visionarias? Quizás, pero nunca digas nunca. Después de todo, hasta hace unos años la idea misma de tener millones de coches eléctricos en las carreteras parecía pura ciencia ficción. Y en cambio…
En conclusión
Volviendo a la tierra: independientemente de que el Dr. Mears haya acertado o no, la tendencia evolutiva de las baterías de vehículos eléctricos parece inequívocamente marcada por el progreso y la innovación. Con todo respeto a quienes todavía piensan que lo eléctrico es una moda pasajera o una tecnología inmadura.
Por supuesto, predecir revoluciones de época en el espacio de unos pocos años es siempre una apuesta. Pero una cosa es segura: el futuro de la movilidad eléctrica está lleno de promesas electrizantes. Promesas que, aunque no se cumplieron de la noche a la mañana, nos dan una idea del extraordinario potencial que aún no expresan los vehículos eléctricos.
Por lo tanto, sólo queda esperar que la "profecía" del Dr. Mears se haga realidad lo antes posible. Y si no es en 3-5 años, si son 10, no importa. El viaje hacia el electrizante mundo de las baterías del futuro acaba de comenzar. Y puedes apostar que todavía nos deparará muchas sorpresas interesantes. ¿Listo para ir?