Todos hemos oído hablar de la asombrosas habilidades regenerativas de algunas criaturas. ¿Y si nuestro corazón también pudiera tener la misma capacidad? Un equipo de investigadores de Harvard está buscando una respuesta a esta pregunta trabajando en una válvula cardíaca artificial que puede regenerarse a sí misma.
El enemigo invisible
La enfermedad cardíaca valvular es una afección que impide que el corazón distribuya el flujo de sangre de manera eficiente debido a un estrechamiento o mal funcionamiento de la válvula cardíaca. Las consecuencias pueden ser graves: entre ellas, insuficiencia cardiaca, ictus o arritmias cardiacas con consecuencias a veces letales.
Il Instituto Wyss y Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas John A. Paulson de Harvard han ideado un método para crear una válvula cardíaca artificial, la FibraVálvula, en poco tiempo. La técnica, presentada en la revista Matter (te lo enlazo aqui) utiliza un proceso especial llamado "rotary jet spinning". Esencialmente, el sistema deposita fibras sintéticas sobre una base giratoria, creando con precisión la forma de la válvula cardíaca que se implantará en el paciente.

El secreto está en la mezcla.
Las fibras utilizadas son una mezcla personalizada de policaprolactona y ácido poliláctico, conocida como PLCL. Este material puede permanecer en el cuerpo de una persona durante unos seis meses: durante este tiempo, la válvula cardíaca artificial actúa como un marco, un soporte que da tiempo a las células del cuerpo y una forma de regenerarse naturalmente.
Un factor crucial, que podría eliminar la necesidad de cirugías riesgosas para reemplazar válvulas a medida que el cuerpo se desarrolla, y podría ser particularmente útil para los niños, ya que el implante puede crecer con ellos.
Nuestro objetivo es que las células nativas del paciente utilicen el dispositivo como una especie de guía para regenerar su tejido valvular.
Kevin Parker, coautor del estudio
Válvula cardíaca autocurativa, los próximos pasos
Actualmente, el dispositivo se está probando en ovejas vivas. ¿Los resultados preliminares? Emocionante: el implante funciona bien y en una hora ya se empiezan a formar células sanguíneas en la válvula cardíaca artificial. No se han observado efectos secundarios (como trombosis) hasta el momento.
Por supuesto, se necesita más tiempo antes de realizar ensayos en humanos, pero los resultados prometen allanar el camino para una revolución en el tratamiento de enfermedades cardíacas, para un futuro en el que nuestros cuerpos puedan repararse a sí mismos y las cirugías invasivas se vuelvan obsoletas.