Durante mucho tiempo, los ideales occidentales de belleza han influido en países y culturas de todo el mundo. Y China no fue la excepción. Desde la década de 20, las mujeres occidentalizadas han sido un símbolo de modernidad.
Aparte de un interludio "maoísta" con una imagen femenina más masculina, a partir de la década de 80 el "Meinv Jingji(economía de la belleza china) tiene una verdadera obsesión con los rasgos occidentales. De hecho, la tenía.
Las cosas están cambiando rápidamente: impulsadas por las redes sociales chinas y la explosión de economia y consumo tres nuevas identidades femeninas han comenzado a abrirse camino, que van más allá y amplían los viejos límites de los cánones de belleza occidentales.


Las "nuevas mujeres" de China
La primera tendencia que se está despoblando en las redes sociales chinas es la de "doble feminidad", una mirada que oscila entre la hipersexualización y la infantilización, entre la pureza y el deseo. ¿Un ejemplo? El maquillaje "xian nv luo lei": un auténtico himno a la delicadeza (incluso a la vulnerabilidad y la sumisión).

Otra tendencia es la "feminidad globalizada" que se basa en fuentes internacionales de inspiración, como celebridades, la historia y los medios de comunicación. Por ejemplo, las influencers chinas combinan los cánones de belleza tailandeses, occidentales y coreanos (pescando del fenómeno cultural del K-Pop) para crear nuevos modelos de feminidad.


Finalmente, la tercera tendencia (quizás la más marcada) es la de "belleza nacionalista" o "belleza china". Se está volviendo cada vez más popular y se basa en elementos de la herencia y la estética chinas (como el maquillaje de la Ópera de Pekín) para crear looks que celebran el orgullo nacional.


La belleza como palanca cultural y signo de los tiempos
Los reflejos de la historia inevitablemente también afectan a la sociedad y las costumbres. Por eso, el surgimiento y afirmación de una identidad china también en la belleza femenina muestra cómo China quiere crear, y tal vez exportar, un imaginario “propio”.
Estos también, por así decirlo, son pruebas técnicas de hegemonía cultural.