Puede que te parezca absurdo, pero hace años los coches de vapor eran una realidad cotidiana. Imagínate tener que encender una cerilla para arrancar el coche: en lugar de llaves, una luz piloto.
Sin embargo, estaban ahí: antes de que despegaran los motores de combustión interna. Y también contaminaron menos. ¿Que paso despues?
Coches de vapor, los años de gloria
Los coches de vapor funcionaban gracias a la combustión externa: el combustible se quemaba fuera del motor. Calentaba agua y generaba vapor que movía los pistones del motor y transmitía potencia a las ruedas. En la última década del siglo XIX tuvieron su hazaña: y fue un éxito anunciado (dadas las máquinas de vapor que ya se usaban en barcos y trenes).
Sin embargo, como puedes imaginar, los coches de vapor tenían defectos. En primer lugar, los conductores tenían que prestar mucha atención a la presión de vapor y otros indicadores, con el riesgo de distraerse al conducir. El encendido era laborioso y el uso de calderas también hacía que los coches fueran pesados.
Los avances del motor de combustión interna y del encendido eléctrico hicieron que los vehículos de vapor quedaran en el olvido. Todos los de cuatro ruedas, sin excepción. Las empresas manufactureras de la época se adaptaron o cerraron. Así es como funciona el mundo. ¿Pero era realmente la palabra “Fin”?
¿Y si vuelven hoy?
A lo largo de los años, el interés por los automóviles de vapor ha resurgido periódicamente, principalmente en respuesta a problemas ambientales o crisis energéticas. En las décadas de 50 y 60, algunas empresas ofrecieron conversiones a vapor para automóviles de producción, y en 1969 la Patrulla de Caminos de California (los “ChiP”, por así decirlo) examinó la posibilidad de utilizar vehículos propulsados por vapor para patrullar las calles.
Sin embargo, ningún fabricante ha vuelto a sacar al mercado automóviles propulsados por vapor (excepto aquellos que "no lo dirían").
Su regreso puede parecer una idea fascinante, pero hay muchos desafíos que superar para encontrar un lugar en el panorama automovilístico moderno. Estos incluyen eficiencia energética, seguridad y conveniencia.
Razones prácticas
Si bien son potencialmente más limpias que sus contrapartes de combustión interna, las máquinas de vapor son menos eficientes desde el punto de vista energético. Esto significa que incluso si fuera posible producir un coche propulsado por vapor (que tendría menores emisiones), podría ser difícil convencer a los consumidores de que lo elijan frente a un coche eléctrico o híbrido, que ofrecen ventajas en términos de eficiencia energética y autonomía. .
Además, el seguridad de los coches de vapor es una preocupación. Las máquinas de vapor requieren altas temperaturas y presiones para funcionar, lo que puede presentar riesgos en caso de accidente o avería. Las modernas tecnologías de seguridad podrían reducir estos riesgos, pero se tendrían que invertir grandes sumas de dinero en el desarrollo de soluciones adecuadas para estos vehículos.
Por último, la conveniencia es un factor clave a la hora de elegir un coche. Como hemos visto en la historia de los coches de vapor, arrancar y mantener estos vehículos puede resultar complicado y llevar mucho tiempo. Para competir con los automóviles modernos, los automóviles de vapor tendrían que ofrecer una experiencia de usuario sencilla y sin complicaciones, lo que requeriría importantes avances tecnológicos.
Coches de vapor: de un vistazo
Aunque su regreso pueda parecer una idea romántica y sugerente, es difícil imaginar que los coches de vapor puedan competir con las tecnologías automotrices modernas en términos de eficiencia, seguridad y comodidad.
Sin embargo, siguen siendo una pieza fascinante de la historia del automóvil y, quién sabe, quizás algún día puedan encontrar un hueco en un mundo cada vez más atento al medio ambiente y la sostenibilidad. Después de todo, siempre es una aventura soñar que hay un "unicornio" así alrededor, tal vez escondido en el ático por algún "poder fuerte".