Los investigadores de la Centro John Innes de Norwich, Inglaterra, modificó el genoma de los tomates para bloquear la producción de una determinada enzima, lo que provocó que las plantas acumularan provitamina D3. Cuando se exponen a la luz ultravioleta, la provitamina D3 se convierte en vitamina D. Ahora, solo un tomate puede proporcionar alrededor del 20% de la ingesta diaria recomendada de vitamina D. Los alimentos transgénicos como este y otros acaban de ser legalizados en el Reino Unido.
El “Brexit” alimentario.
Hasta ahora, cultivar y comercializar estos productos ha sido casi imposible debido a las restricciones de la Unión Europea a los alimentos transgénicos. Sin embargo, desde el Brexit, el Reino Unido ha tomado un camino completamente diferente.
El gobierno británico ha introducido legislación para facilitar la investigación y el cultivo de plantas genéticamente modificadas, con el objetivo declarado de tener ya el próximo año productos genéticamente modificados en los estantes de los supermercados.
Alimentos transgénicos, posibles beneficios y riesgos
Por supuesto, las innovaciones "autorizadas" por las leyes del Reino Unido podrían aportar beneficios a los productores, a los consumidores e incluso al medio ambiente. Además de crear alimentos más nutritivos, la edición genética puede aumentar la producción agrícola de muchas maneras. Puede reducir el uso de insecticidas y fertilizantes, puede producir cultivos más resistentes al cambio climático y aún se están estudiando otros beneficios.
Curiosamente el tomate es la verdura más estudiada: además del del estudio inglés, hay uno "morado" aprobado el año pasado por la FDA después de 10 años de experimentación y observaciones. Contiene antocianinas en cantidad, y nació para combatir el cáncer. En Cambridge, sin embargo, han estado listos durante 8 años también una patata con una estructura más sólida, que no se "abolla" y por tanto se pudre menos.
Al mismo tiempo, la técnica de edición genética y la llegada de los alimentos transgénicos siguen generando preocupación sobre sus efectos a largo plazo en los seres humanos. Alrededor de un tercio de los adultos británicos cree que los alimentos modificados genéticamente no son seguros.
También deben considerarse los problemas relacionados con la posible exportación, el comercio y el etiquetado de estos productos genéticamente modificados, especialmente dentro del mercado único europeo.
En esencia
Sea como sea, la legalización de los alimentos transgénicos en el Reino Unido es un hecho histórico (aquí puedes leer el texto de la ley) en el sitio web del parlamento británico). Los científicos e investigadores tienen un papel clave a la hora de hacer que el público comprenda los beneficios (y la seguridad) de la edición genética. Si pueden demostrar que el uso de estas técnicas puede conducir a productos más saludables y sostenibles, superarán las percepciones negativas.
Un factor nada despreciable, teniendo en cuenta que la UE también tiene previsto liberalizar las normas sobre los alimentos transgénicos. El proyecto de ley está previsto para mediados de 2023: ¿y tú? ¿Qué vas a hacer? ¿Los pondrás sobre la mesa, te negarás o esperarás un poco a ver cómo te va?
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