En un mundo que sigue evolucionando, el semáforo se ha mantenido igual durante décadas. Rojo, amarillo y verde: códigos de color que se han vuelto prácticamente universales, profundamente arraigados en nuestros hábitos. ¿Será así también en el futuro?
¿Y si añadimos una cuarta luz?
Ésta es la propuesta para el futuro próximo planteada por un grupo de científicos de la Universidad Estatal de Carolina del Norte. La instalación de una luz blanca en intersecciones concretas, afirman, podría mejorar la fluidez del tráfico como se esperaba vehículos autónomos.
En el escenario presentado para explicar el concepto de “fase blanca” (lo enlazo aqui), los investigadores imaginan un grupo de vehículos autónomos (AV) en una intersección. Los vehículos se coordinan entre sí y con el sistema de semáforos para planificar la forma más eficiente de cruzar.
Resumo brutalmente: si los coches son el conductor, el semáforo es el vigilante. Y la luz blanca les diría a los conductores humanos cuándo ceder el paso a los vehículos autónomos.
El papel del semáforo 2.0
De un "simple" regulador de tráfico a un selector inteligente entre dos "especies" reales de vehículos: si la mayoría de los coches que paran en el cruce no son autónomos, los semáforos 2.0 volverán a los colores habituales de verde, amarillo y rojo, con luz blanca no visible.
Parece trivial, ¿verdad? Sin embargo, según las simulaciones realizadas, esta cuarta luz podría reducir los retrasos en más del 90%. Vamos a ver.
las simulaciones
Los estudios de simulación han demostrado que, independientemente, el uso de vehículos autónomos mejorará el flujo del tráfico incluso en ausencia de una fase blanca. Sin embargo, la cuarta luz ayudará a prevenir la congestión del tráfico, al tiempo que reducirá el consumo de combustible y las emisiones.
Al concluir las pruebas, los investigadores estiman que cuanto mayor sea el porcentaje de vehículos autónomos en una intersección de fase blanca, más suave será el flujo.
Semáforo del futuro: ¿por qué una luz blanca?
En realidad, el cuarto color de un semáforo no debe ser necesariamente el blanco, sino que debe ser universalmente reconocible y, evidentemente, la luz blanca cumple ese propósito.
En los años de transición, la tecnología podría implementarse en lugares con un gran volumen de tráfico de vehículos comerciales, como puertos o fábricas. Sería la oportunidad perfecta para formar sistemas de conducción autónoma también para el sector privado.
Dado que los vehículos comerciales autónomos son más probables a corto plazo, se podría emprender un proyecto piloto sobre estos medios de transporte.
Mientras tanto, “espera” con 3 luces.