Eva siempre había querido un asistente personal que pudiera ayudarla a manejar su vida diaria. Y cuando llegó Alter en 20281, no desaprovechó la oportunidad de tener una inteligencia artificial personal por nada del mundo, aunque el precio de la suscripción fuera un poco elevado para sus posibilidades.
Después de instalar la IA en su dispositivo personal, Eva comenzó el período de aprendizaje. Alter comenzó a escanear todos sus documentos, sus llamadas telefónicas, sus conversaciones telefónicas, su posición geográfica. Debidamente entrenada por Eva, también aprendió sobre observaciones personales, horarios de trabajo, preferencias culinarias y rutinas diarias. Hasta que, al cabo de unos seis días, empezó a sugerirle una dieta más equilibrada y a organizarle citas para que Eva pudiera dedicarse a lo que más le gustaba: pintar.
El nacimiento de “una amistad”
Lejos desde principios de la década de 20, la IA personal no solo interpreta el lenguaje y responde de la misma manera. De hecho, también manifiesta otras habilidades sociales de una manera muy efectiva. Muestre fuertes dosis de empatía, ironía y locuacidad. Con el permiso del usuario, también es proactivo e interviene para sugerir cosas y actividades cuando encuentra patrones que se repiten en la vida del usuario. En ocasiones, Alter daba excelentes consejos sobre qué ropa ponerse. Otras veces, llegaba incluso a darle consejos a Eva sobre cómo responder ante un admirador intrusivo. Una especie de “amigo” que lo sabe todo, un poco como en esa vieja película de Spike Jonze, Her, que anticipó un poco las cosas a principios de la década de 2000.
Pero no todo fue sol y rosas. Hoy han pasado 4 años desde el inicio de esta “relación” entre Eva y Alter, y también ha habido situaciones en las que Eva se sintió incómoda. Por ejemplo, cuando notó que la IA había guardado algunas de sus conversaciones privadas, sintió que habían violado su privacidad. O cuando descubrió que la IA también había grabado algunos momentos de tensión durante sus llamadas con su expareja, lo que la hizo sentir muy vulnerable.
No es la única IA personal que crea dolores de cabeza
Hace unos años se esperaba que una inteligencia artificial cada vez más avanzada constituyera el asistente "perfecto", capaz de entenderlo todo y resolver todo tipo de problemas. En realidad, la evolución de la inteligencia artificial también ha mostrado rasgos de lo que, si no supiéramos que son máquinas, llamaríamos "personalidad". Cuanto más entra la presencia de Alter en aspectos considerados "personales" e íntimos de la vida de un usuario, más fricción hay.
No todos están entusiasmados con eso. Sara, por ejemplo. Una de las amigas de Eva, que había tenido muchas dificultades con su IA personal y, debido a malentendidos reales, había decidido abandonarla y darse de baja de Alter. Una decisión que tuvo consecuencias desastrosas en su carrera. Sara era una empresaria exitosa y necesitaba un asistente personal confiable para administrar sus asuntos. Cuando decidió abandonar la IA, descubrió que sin Alter no podía seguir el ritmo del trabajo y empezó a perder clientes.
Ella no es la única que expresa preocupaciones. Después de una última década llena de entusiasmo por esta tecnología, la sociedad de los años 30 comenzó a reflexionar sobre los riesgos asociados al uso de una inteligencia artificial personal y se preguntó si había tomado la decisión correcta al confiar completamente en esta tecnología. Muchos temen que su asistente personal de inteligencia artificial pueda evolucionar de alguna manera y tomar el control de sus vidas.
¿Cómo serán los próximos años?
No es fácil decirlo: la evolución de estos sistemas avanza rápidamente y muchos se preguntan si la futura integración con la robótica nos dará verdaderos "sujetos físicos" con personalidad propia. ¿Cómo interactuaremos con ellos? ¿Quién nos dice que siempre estará dispuesto a escucharnos o ayudarnos?
A pesar de todo, Eva siguió usando a Alter, pero decidió vigilar atentamente sus movimientos y no volverse demasiado dependiente. Claro, la IA personal ha tenido un impacto significativo en su vida, ayudándola a administrar mejor sus tareas diarias y concentrarse en sus pasiones. Sin embargo, también ha generado algunas preocupaciones sobre la privacidad y la dependencia de esta tecnología.
Como sociedad, necesitaremos encontrar un equilibrio entre los beneficios y riesgos del uso de esta tecnología. Hace años temíamos que estas inteligencias artificiales pudieran reemplazarnos. Ahora, quizás, tengamos el problema contrario: estamos demasiado contentos de haber sido reemplazados y tratamos de entender si todavía hay algo que queremos hacer por nuestra cuenta, sin su ayuda.
1 – Nombre de un hipotético servicio de IA personal. “Alter”, del latín, significa “otro, diferente”, para subrayar las diferencias entre un ser humano y una máquina, más allá de todas las similitudes aparentes.