La desalinización se usa comúnmente para convertir el agua salada en agua dulce para beber y regar. En muchas zonas costeras, la desalinización del agua es la única forma de proporcionar agua dulce a las personas.
Aunque el desalinización es un proceso necesario, puede ser costoso y consumir mucha energía. Se están desarrollando algunas tecnologías nuevas que nos permiten desalinizar el agua de manera eficiente y rentable. Por ejemplo, utilizando la misma energía de las olas para reducir costes.
La energía de las olas es una energía renovable que se ha utilizado durante años para alimentar equipos marinos como faros y boyas de navegación. Hoy podría servir para desalinizar agua y solucionar muchos problemas.
Gaia, agua potable del movimiento de las olas
El inicio Aquamarine Power desarrolló un dispositivo llamado Convertidor de energía de olas de ostras que captura la energía de las olas y la convierte en electricidad, que luego se puede utilizar para desalinizar el agua.
Oyster ya ha sido probado con éxito en Escocia y Portugal, y ahora se está instalando en Australia para combatir la escasez de agua del país: mientras tanto, sin embargo, ya parece haber surgido una solución aún más efectiva. Es de la startup noruega Oceano oasis, y está a punto de ser probado en aguas de Gran Canaria.
Gaia, así se llama el prototipo, es un dispositivo de desalinización en alta mar de 10 metros de altura, 7 metros de ancho y un peso de unas 100 toneladas. Permite desalinizar agua de mar y bombearla a usuarios costeros. No hay mejor lugar que Canarias para probarlo, porque se trata de un lugar con un déficit hídrico estructural. Llueve poco, el suelo es muy permeable y ya se ha explotado demasiado el agua subterránea.

Desalinización de agua, un gran golpe en un escenario complicado
La desalación, como se ha dicho, es una herramienta útil a la hora de dotar de agua potable a países donde el abastecimiento es un problema, pero la ONU advierte de los retos que quedan por superar para desalinizar "justamente" el agua de los océanos.
Los combustibles fósiles utilizados hoy en día empeoran la situación, contaminando los ecosistemas costeros y contribuyendo al calentamiento global. Para ello, debemos impulsar una desalinización sostenible, y la energía de las olas todavía se utiliza muy poco. El año pasado en Europa solo se instalaron 2,2 megavatios de la capacidad de flujo de las mareas. Por supuesto, es una mejora significativa en comparación con solo 260 kilovatios en 2020, pero no dejan de ser cifras ridículas: en el mismo período de tiempo, Europa ha preparado 17,4 gigavatios de capacidad eólica.
Estemos atentos a innovaciones como Gaia: si tienes alguna, repórtalas sin piedad y siempre encontrarán un espacio en este sitio: tal vez en el futuro podamos beber tranquilos sabiendo que también estamos ayudando al medio ambiente. O al menos no lo empeoraremos.