La dureza de los metales es una de las características más importantes a tener en cuenta en previsión de un posible procesamiento. Puede ser útil, pero sobre todo interesante, saber cuáles son los metales más duros de trabajar, es decir, los más fuertes y resistentes. Es cierto que, en teoría, cuando pensamos en cualquier metal, imaginamos que es duro. Aún así, las características inherentes -no sólo dureza, por lo tanto, sino también ductilidad, maleabilidad y lucidez, así como la conductividad térmica y la conductividad eléctrica, cambian según el tipo. A diferencia de lo que suele imaginarse, el acero no es el metal más fuerte, aunque sería más exacto decir aleación de metal. Por cierto: el fuerza de un metal tiene que ver con su resistencia al impacto, su resistencia a enervación, su resistencia a la compresión y su resistencia a la tracción.
Los metales más duros del mundo.
El ranking de metales mas duros del mundo ve tungsteno en primer lugar, que se utiliza, entre otras cosas, para la producción de misiles y balas y se caracteriza por un punto de fusión de 3422 grados. En segundo lugar está el acero, que todos conocemos bien, y que se utiliza para la construcción de edificios, infraestructuras, carreteras y vías férreas. El tercer escalón del podio lo ocupa el cromo, que está presente en el acero inoxidable, mientras que el top cinco lo completan el titanio y el hierro, presentes respectivamente en la nave aeroespacial y en los pilares. Una vez más, el sexto metal más fuerte del planeta es vanadio, un aglutinante para el acero, y el séptimo es el lutecio, que se utiliza como catalizador para la producción de petróleo. Finalmente, en el ranking de los diez primeros se encuentran el zirconio, el osmio y el tántalo, presentes respectivamente en centrales nucleares, en platino y en diversas aleaciones.
La maquinabilidad de los metales
Los procesos a los que se pueden someter los metales son numerosos. L'grabado con láser, por ejemplo, está destinado principalmente a garantizar la trazabilidad de los productos, pero también puede tener otros muchos fines, tanto funcionales como puramente estéticos. El estado metalúrgico de la pieza es, en cualquier caso, uno de los factores más importantes -junto con la dureza- que determinan la maquinabilidad. Ahí espesor de grano, en particular, suele corresponder a una buena trabajabilidad, excepto para materiales dúctiles y blandos: en este caso la trabajabilidad es mejor cuando el grano es fino.
La dureza
La marcado láser de metales y otros procesos también dependen de la dureza. Hay que decir, sin embargo, que en referencia a la correlación entre la dureza y la trabajabilidad de los metales hay excepciones que deben tenerse en cuenta. Por ejemplo, se ha encontrado que la maquinabilidad de los aceros austeníticos al manganeso que no superan los 200 Brinell dureza es muy baja, mientras que los aceros normales son mucho más trabajables de lo que tienen una mayor dureza. Pero hay una razón: la maquinabilidad tiene que ver sobre todo con la dureza a la temperatura de corte, con la dureza de los gránulos individuales y con la dureza de la viruta, que puede ser hasta 3 veces superior a la dureza en frío del metal original debido a la presión ejercida.
Maquinabilidad y propiedades intrínsecas de los metales
Para definir la dificultad más o menos alta del procesamiento de metales también hay otras propiedades mecánicas, como resistencia a la fluencia y resistencia a la tradición; sin embargo, se debe tener en cuenta que los valores de estos parámetros son modificados por la temperatura, y que las condiciones que se dan durante el corte o grabado son diferentes a las encontradas durante las pruebas estáticas. La mejor trabajabilidad, por el contrario, está garantizada por procesos anteriores, tanto en frío como en caliente: por ejemplo el dibujo. Sin embargo, esto no es una regla general, sino un aspecto que se encuentra sobre todo en los aceros con un reducido porcentaje de carbono. Finalmente, cabe señalar que el grado de acabado que se consigue está directamente relacionado con la ductilidad del metal a trabajar, y por tanto con su capacidad para dejar fluir la viruta. evitando la formación del pre-chip, cuyo efecto sería comprometer claramente el acabado.