HSP Magnavem, para los amigos "Big Bird", es el plan para el desarrollo de un avión a prueba de desgaste que apunta a alcanzar los 1850 km por hora (1.150 millas por hora): permitirían que un viaje de Londres a Nueva York durara solo 3 horas. Un poco más lento que el Concorde, recuerdan los diseñadores, pero sin los problemas subyacentes del legendario avión supersónico anglo-francés dejado de lado en 2003.

Casi un crucero
El enorme avión con forma de punta de flecha tiene dos cubiertas: primera clase arriba y clase económica abajo. Y cuando digo "primera clase" no estoy bromeando. Sin camas ni asientos tipo loft, aquí estamos hablando de pequeñas suites privadas e incluso de un spa. Sin mencionar la increíble vista gracias a las ventanas de "techo" sobre sus asientos.
En total, hasta 500 personas podrían caber cómodamente en un artilugio más pesado que un Airbus A380 (el avión más pesado de la actualidad).
Un plano atómico, literalmente
En las intenciones de los diseñadores, este gigante con alas, de 70 metros de largo y un peso de casi 270 toneladas, tendría minirreactores de fusión ubicados bajo las cubiertas de pasajeros. Impulsarían los cuatro enormes motores eléctricos estatorreactores en la parte trasera del fuselaje.
Estos últimos empujarían primero a Big Bird a una altura de más de 15.000 metros, y luego, a través de sus chorros dinamométricos, lo llevarían a una velocidad supersónica.
El futuro supersónico de los viajes aéreos
Dados los escenarios que pronto podrían volver obsoletos los viajes aéreos de corta distancia (costos y contaminación), el futuro de los vuelos comerciales podría encontrar un camino supersónico. Como se mencionó, más lento que un Concorde: pero el Concorde falló, demasiado ruidoso y caro, con sus pocos pasajeros.
Una nueva categoría de aviones espaciosos, asequibles y silenciosos podría ser un gran avance. Aviones ambiciosos, pero "posibles": el diseñador Magnavem, Oscar Viñales, está seguro de ello. su concepto, dados, se basa en la realidad: no es un render descabellado (lo siento), sino un proyecto que nace del análisis de datos sobre las tecnologías disponibles en la actualidad.
El reactor de fusión compacto (CFR portátil) para alimentar los motores, las técnicas de construcción, la sostenibilidad económica del proyecto (360 plazas de turismo y 140 entre business y primera clase): todo estudiado en detalle. De momento, sin embargo, la “prudencia” dictada por el momento histórico sólo ha acercado al proyecto a instituciones y universidades, y sólo con fines de estudio.
Para ser supersónico, es un futuro que va bastante lento.