La apertura de una nueva estación de metro de Londres ha dado una oportunidad adicional tanto a los bípedos como a las aves. Travesaño, la empresa que construyó la línea de metro de Elizabeth para celebrar el 60.º año del reinado de la reina Isabel II, ha transformado el terreno excavado para la nueva línea de ferrocarril en un santuario de aves. Un auténtico santuario de aves.
Un santuario de tierra y cielo
Se tuvieron que retirar más de 7 toneladas de tierra para completar la excavación de la estación de Londres. De ellas, 3,7 toneladas se utilizaron para construir este santuario de aves, en colaboración con la Sociedad Real para la Protección de las Aves (RSPB).
La nueva reserva ornitológica está ubicado en la isla de Wallasea, en Essex, y cubre aproximadamente 160 hectáreas. Está formado por pantanos, estanques de peces, vegetación, marismas y lagos donde se pueden congregar las aves. Todas las áreas creadas para proteger a los animales del aumento del nivel del mar y los efectos del calentamiento global.
Llámame jubileo
Se llamaría Reserva natural de la isla de Wallasea, pero para todos el santuario ya es “Jubilee Marsh”. Hay espacio para un sinfín de especies diferentes: avocetas, espátulas, gaviotas argénteas, alondras. Incluso algunas liebres, que deambulan por aquí y por allá por evidente interés personal.
Es una hermosa historia de recuperación. En realidad. Porque la isla de Wallasea ya era un refugio seguro para los animales hace mucho tiempo. Un área donde la vida silvestre deambulaba libremente. Con el paso de los años, sin embargo, la el calentamiento global ha hecho este territorio desierto una vez lleno de animales, que huyeron en busca de un hábitat más habitable.
RSPB, como todas las asociaciones para la protección del territorio, había visto un largo camino: piense, el acuerdo con Crossrail para la construcción de este santuario de aves se alcanzó hace 10 años. Y ahora, por fin, ha llegado la oportunidad.
Final feliz
Como todo cuento de hadas hermoso que se precie, este también vivió sus momentos difíciles: se necesitaron 1.528 expediciones para transportar toda la tierra que constituía el santuario. Fue necesario construir una cinta transportadora especial para transportar la tierra desde los muelles de carga hasta el lugar donde se estaba erigiendo la conservación, pero al final se logró el objetivo.
Miles de aves migratorias ya han visitado los humedales a lo largo de las estaciones y, con suerte, más y más vida silvestre regresará al hábitat que alguna vez llamaron hogar.
Sería realmente fantástico que cada movimiento de tierra realizado se pudiera destinar a obras de construcción y excavaciones, y por ley destinar una parte a la construcción de oasis naturales. ¿Qué dices, te proponemos?