Según los investigadores involucrados en el proyecto, China está utilizando inteligencia artificial para transformar la construcción de una presa en la meseta tibetana en la obra impresa en 3D más grande del mundo.
La central hidroeléctrica de Yangqu tendrá 180 metros (590 pies) de altura y se imprimirá en 3D "capa por capa". Empleará excavadoras, camiones, topadoras, pavimentadoras, rodillos e IA no tripulados para ensamblar todo: pieza por pieza.
Una vez terminada en 2024, la presa de Yangqu enviará 1500 millones de kilovatios-hora de electricidad cada año desde la parte alta del río Amarillo a Henan, un área habitada por más de 4,9 millones de personas.
Impresión 3D: ideal para una presa
Según el científico principal del proyecto liu tianyun, en un artículo publicado en el Journal of Tsinghua University (Science and Technology) revisados por pares, la construcción de represas y la impresión 3D son de "naturaleza idéntica".
A Liu y su equipo se les ocurrió la idea de "imprimir" proyectos de construcción a gran escala hace unos 10 años. Hoy en día, la tecnología de impresión 3D de infraestructura a gran escala es lo suficientemente madura como para volverse masiva y liberar a muchas personas del trabajo pesado, repetitivo y peligroso.
Si piensas cuánto tiempo han pasado estos dispositivos desde la creación de pequeños componentes hasta edificios enteros (el primero de apenas 6 metros de altura, en Dubái), te asombrarás.
El papel de la inteligencia artificial
Los ingenieros civiles chinos no son ajenos al uso de la IA; ya ha ocurrido durante Baihetán, la segunda represa más grande del mundo, completada en solo cuatro años.
Este podría ser un banco de pruebas mucho más desafiante: las máquinas inteligentes podrán hacer trabajos incluso mejores que los humanos, especialmente en condiciones difíciles y peligrosas. El sitio de construcción de la presa de Yangqu, que comenzó a fines de 2021, ya está haciendo pleno uso de las versiones más avanzadas de esta tecnología.
¿Como? Al “cortar” un modelo 3D de la presa en capas y asignar un equipo específico de robots especializados a cada “capa”.
Excavadoras no tripuladas, capaces de identificar y cargar materiales desde un depósito de almacenamiento. Camiones automatizados (algunos de ellos eléctricos), que entregarán materiales cuando sea necesario, sin desperdicios. Bulldozers y pavimentadoras robóticas que transformarán estos materiales en capas físicas de la presa, que vendrán "trozo" a trozo. Finalmente, sensores capaces de monitorear la calidad y compacidad de la construcción, analizando las vibraciones del suelo y otros datos.
Un ejército de robots que, cuando se equivocan, aprenden enseguida
Los autores del estudio escriben que esta tecnología se puede utilizar para analizar grandes cantidades de datos en tiempo real y tomar decisiones precisas e informadas. El aprendizaje automático permite a las computadoras reconocer casi cualquier objeto en tiempo real, lidiar con lo inesperado y adaptarse.
Eso sí, sin cometer errores humanos. Los conductores de camiones pueden entregar materiales en lugares equivocados, las fuertes vibraciones impiden que los rodillos mantengan trayectorias perfectamente rectas.
Sobre todo, los humanos mueren. Y mueren por errores, ritmos de trabajo imposibles, condiciones peligrosas. Cosas que el desarrollo de una tecnología como esta tiene el deber de hacer cosa del pasado.
Por supuesto, esta presa siempre necesitará también figuras humanas, pero ninguna en condiciones peligrosas de trabajo.
Impresión 3D: no solo para una presa
El equipo de Liu dice que este método también se puede utilizar para otras infraestructuras, como aeropuertos y carreteras. La "construcción" de inteligencia artificial es una herramienta muy importante que dará forma a nuestro futuro.
Hay algunas limitaciones que superar: hoy en día, la impresión 3D para grandes infraestructuras no puede imprimir cosas compuestas de diferentes materiales, como el hormigón armado (refuerzo de acero y hormigón juntos).
Más tarde, sin embargo, encontrará aún más usos.