Somos una masa de mentirosos, y si dices lo contrario ... bueno, obviamente estás mintiendo y confirmando la tesis. Pero hoy las mentiras han comenzado a tener patas muy, muy cortas.
Se ha descubierto que una herramienta de aprendizaje automático entrenada como detector de mentiras ya funciona mejor que un humano para reconocerlos. Y se contenta con poco: solo lee datos de un puñado de sensores portátiles que captan pequeños movimientos en los músculos faciales.
Desarrollado por investigadores de la Universidad de Tel Aviv en Israel, el detector "desenterrado" se encuentra en el 73% de los casos. Todavía no es perfecto, pero recién está comenzando y ya es mucho mejor que cualquier otra tecnología de reconocimiento facial que existe.
El estudio publicado en Brain and Behavior
En el curso de la investigación, los electrodos portátiles midieron los movimientos de los músculos faciales en 48 voluntarios que "entrenaron" el algoritmo de aprendizaje automático mintiendo o diciendo la verdad. La inteligencia artificial ha aprendido gradualmente a reconocer modelos incluso mediante expresiones imperceptibles.
Las máquinas "detectoras de mentiras" de uso común, como los polígrafos, se basan generalmente en respuestas fisiológicas: frecuencia cardíaca, presión arterial, frecuencia respiratoria. Todas estas son funciones que las personas pueden aprender a controlar bajo presión. No es una coincidencia que el rendimiento de este detector se considere inexacto en el mejor de los casos.
Por esta la investigación continúa, básicamente recuperando también viejos conocimientos empíricos pero dándoles nueva fuerza tecnológica.

Una idea tan vieja como la mentira
La idea de que las emociones genuinas pueden "filtrarse" en la cara de un mentiroso no es nada nuevo. Incluso se remonta a Charles Darwin, quien incursionó en experimentos de psicología. En 1872 el célebre erudito señaló: "Los músculos de la cara que son menos controlables traicionarán por sí mismos una emoción leve y fugaz". Probablemente tenía razón, pero una cosa es saberlo y otra cosa es demostrarlo. Medir o reconocer estas expresiones involuntarias es muy difícil: aparecen solo por un momento, desapareciendo en tan solo 40-60 milisegundos.
Gran parte de la investigación para identificar los músculos faciales que no podemos controlar y que traicionan mentiras se ha realizado utilizando una técnica llamada electromiografía de superficie facial o sEMG. Esta técnica mide la actividad eléctrica de los músculos faciales y es capaz de registrar expresiones que son demasiado rápidas para ser detectadas por humanos.
Este nuevo estudio probó un nuevo tipo de detector, basado en electrodos portátiles que son más sensibles y cómodos que los dispositivos sEMG. Esto se combina con una herramienta de aprendizaje automático entrenada para leer expresiones faciales en secuencias de video.
Un detector que se ve bien en tu cara
Como se anticipó, el algoritmo de detección de mentiras reveló con éxito hasta el 73% de las mentiras. Necesita más entrenamiento, por supuesto, y por varias razones. En primer lugar porque estos músculos "delatores" tienden a cambiar con el tiempo. En segundo lugar, porque los mentirosos “profesionales” cuentan historias complejas mezclando hábilmente elementos reales y falsos. En tercer lugar, porque también hay mentiras que no se cuentan (por ejemplo, omisiones). Esos eluden cualquier detector.
El tiempo dirá si la inteligencia artificial podrá reemplazar un polígrafo.