Los investigadores de la MIT y Caltech crearon un material de nanoingeniería que podría ser más fuerte que el kevlar y el acero. Hecho de “tetrakaidecahedra” de carbono interconectado, el material absorbió el impacto de proyectiles microscópicos de manera espectacular.
El estudio, dirigido por carlos portela del MIT, con el objetivo de averiguar si los materiales de nanoarquitectura (es decir, diseñados y fabricados a nanoescala) podrían ser un camino viable hacia escudos ultrafuertes contra explosiones, armaduras corporales y otras superficies protectoras.
La idea de materiales basados en tetrakaidecahedra no es nueva. Estas complejas figuras de poliedro (que incluyen 1.5 millones de posibles variaciones) fueron propuestas por Lord Kelvin en el siglo XIX como la forma ideal para llenar espacios.
Los nanomateriales superan al kevlar
Por un principio similar al expuesto por Lord Kelvin, la densidad que puede asumir el tetrakaidecahedra incluso en espacios pequeños puede maximizar la absorción de impactos. Incluso los de balas (o microescombros espaciales). Para probar esto, los investigadores ensamblaron bloques de materiales utilizando técnicas de nanolitografía. Luego "dispararon" nano balas a velocidades más rápidas que la velocidad del sonido.
Las densas estructuras de nanomateriales absorbieron muy bien todos los impactos (mejor que el kevlar, como se mencionó). Se deformaron, pero no se rompieron.
Este material puede absorber mucha energía debido a su mecanismo de compactación de choque a nanoescala. La misma cantidad de masa de nuestro material sería mucho más eficiente para detener una bala que la misma cantidad de masa de Kevlar.
carlos portela
Una solución que se encuentra mirando las estrellas.
Curiosamente, los investigadores modelaron mejor el impacto y el daño utilizando métodos generalmente conocidos para describir los meteoros que chocan contra la superficie de un planeta.
Este es solo un resultado de laboratorio inicial: no veremos el reemplazo de kevlar en los chalecos pronto a prueba de balas. Sin embargo, el experimento muestra el gigantesco potencial de este enfoque: si se encuentra una forma sostenible de producir este material tetracaidecaedro a gran escala, hará la fortuna de muchas industrias (y muchos supervivientes).