En una estudio influyente de 2003, el filósofo de la Universidad de Oxford Nick bostrom expuso la posibilidad de que nuestra realidad sea la creación de una computadora muy avanzada imaginada por una civilización muy avanzada. En otras palabras, vivimos en una simulación.
En el documento, argumentó que al menos una de las tres afirmaciones debe ser cierta:

Primero: Las civilizaciones suelen extinguirse antes de desarrollar la capacidad de crear simulaciones de la realidad. segundo, las civilizaciones avanzadas no suelen tener interés en crear simulaciones de la realidad. tercera, es casi seguro que vivimos dentro de una simulación por computadora (quizás una compleja proyección holográfica).
Ahora, el astrónomo de la Universidad de Columbia david kipping ha examinado cuidadosamente estas proposiciones, también conocidas como el "trilema" de Bostrom, y dijo que existe esencialmente un 50% de posibilidades de que vivamos en una simulación.
Una cuestión de estadística
Kipping redujo las dos primeras proposiciones a una, argumentando que ambas producirían el mismo resultado: que no vivimos dentro de una simulación.
"Solo necesita asignar una probabilidad a priori a cada uno de estos modelos", dijo Kipping a SA. "Simplemente asumimos el principio de indiferencia, que es la suposición predeterminada cuando no tienes datos o inclinaciones en ninguno de los casos".
Kipping también sostiene que cuantas más capas de realidad se concatenan en una simulación (como una matrioska), más disminuirán los recursos de una hipotética megacomputadora.
La conclusión del astrónomo tras analizar los números: hay un 50% de posibilidades de que ambas hipótesis sean ciertas.
Si lo logramos, significa que es verdad
Pero si los humanos alguna vez inventaran tal simulación, la imagen cambiaría radicalmente.
"Si comenzamos a crear simulaciones convincentes nosotros mismos, solo queda esta hipótesis", dice Kipping. "El día que inventemos esa tecnología, las probabilidades pasarán del 50% al 50% a una casi certeza de que no somos reales".
Otros hallazgos podrían silenciar la pregunta. ¿Qué pasaría si pudiéramos detectar un "fallo", como en la película The Matrix, que revela la simulación? En las próximas décadas, nuestros conocimientos informáticos nos permitirán finalmente confirmar de una vez por todas si vivimos o no en una simulación.
Por ahora, tenemos que lidiar con el hecho de que simplemente no lo sabemos.