Los científicos abrieron la posibilidad de crear una cura para el alcoholismo tras descubrir un circuito cerebral que controla el consumo compulsivo de alcohol.
La pregunta de por qué algunas personas desarrollan problemas con el alcohol más fácilmente que otras que parecen inmunes ha alarmado (y algo confundido) a los científicos de todo el planeta durante mucho tiempo.
Los investigadores están a punto de resolver la pregunta sin resolver: ¿su descubrimiento en ratones también se aplicará a los humanos? En otras palabras, ¿será eficaz como base de una cura para el alcoholismo?
Gran parte de la literatura científica anterior ha examinado los efectos del alcohol en el cerebro, pero un equipo de científicos de la Instituto Salk en California enfocado en demostrar que ciertos circuitos cerebrales pueden aumentar la probabilidad de que algunas personas se vuelvan alcohólicas.
"Hemos encontrado por primera vez un circuito cerebral que puede predecir con precisión qué ratones desarrollarán la bebida compulsiva semanas antes de que comience el comportamiento"., explicó el investigador Kay Tye.
Esta investigación cierra la brecha entre el análisis de circuitos y la investigación sobre la adicción al alcohol y proporciona un primer vistazo de cómo se desarrollan las representaciones del consumo compulsivo de alcohol con el tiempo dentro del cerebro.
La prueba en el laboratorio
El equipo creó una prueba para examinar cómo la susceptibilidad al consumo de alcohol interactúa con la experiencia para crear ratones con problemas de alcohol (y encontrar una cura para el alcoholismo en el futuro).
A través de una serie de pruebas, se observó que los ratones se podían clasificar en tres grupos: bebedores moderados, bebedores empedernidos y bebedores compulsivos. A diferencia de los dos primeros grupos, los bebedores compulsivos mostraron insensibilidad a los cambios negativos, como cuando los científicos amargaron el alcohol. Luego se usaron técnicas de imagen especiales para mapear las células afectadas y las regiones del cerebro antes de la necesidad de beber otras bebidas, y luego la necesidad de beber alcohol.
El equipo prestó especial atención a la actividad de las neuronas en dos regiones involucradas en el control del comportamiento y en respuesta a eventos adversos. El hallazgo es que el desarrollo del consumo compulsivo se correlacionó con los patrones de comunicación neuronal entre dos regiones del cerebro y fue un biomarcador para predecir el consumo compulsivo futuro.
Entra en juego la optogenética: una posibilidad futura de cura para el alcoholismo
En un siguiente paso fascinante, los investigadores utilizaron la luz para controlar la actividad de la vía neural. En un posible descubrimiento innovador que podría conducir a una cura para el alcoholismo, descubrieron que podían aumentar o reducir el consumo compulsivo de alcohol al encender o apagar el circuito cerebral.