Casa de Gianluca, seis cuarenta horas: la alarma suena antes de lo habitual. No está roto: leyó mi diario en la nube y vio que tengo una cita que realmente me importa.
Al monitorear la actividad del sueño, vio que estaba listo para despertarme y me dio unos minutos más. La ducha de la casa inteligente se enciende sola y sube a 38°, mi temperatura favorita. El coche eléctrico está listo y cargado gracias a los paneles solares y mini aerogeneradores en el techo.

Te estoy ahorrando mi jornada laboral: Solo digo que cuando regrese encuentro un paquete que no esperaba, entregado por un dron. Lo abro y encuentro un jarabe para la tos en él. Parece que los sensores del baño han encontrado un problema en el camino y me han pedido un medicamento.
Esta es mi versión quizás un poco optimista de cómo se verá una casa inteligente en 10 años. La firma de investigación sueca Berg Insight dice que 63 millones de hogares estadounidenses serán "inteligentes" para 2022, incluidas las bombillas y cámaras conectadas a la web para nuestras mascotas. No son pocas, si se tiene en cuenta que en Estados Unidos en 2018 había 130 millones de casas.
En 10 años, dicen los expertos, encender las luces con comandos de voz y sumergirse en el Internet de las Cosas será parte de la vida cotidiana. Gracias al progreso deAI, una casa inteligente aprenderá nuestros hábitos y, a veces, se anticipará a nuestras necesidades.
Los avances en robótica nos darán máquinas que pueden ayudarnos a limpiar, cocinar y hacer otras cosas. Nuevos sensores harán un seguimiento de nuestra salud. Los datos, especialmente los que produciremos, serán cruciales para transformar los hogares de simples cajas de dispositivos a lugares verdaderamente inteligentes.

No costará muy poco
El proceso obviamente tendrá un precio: Según estimaciones de ABI Research, el gasto en Internet de las cosas ascenderá a 120 millones de euros en todo el mundo para 2021, y volverá a crecer en los años siguientes.
Junto con los televisores inteligentes, los fabricantes están invirtiendo en investigación y desarrollo de nuevos sistemas de vigilancia y seguridad para el hogar.
Para 2023, el componente de seguridad representará el 22.6% del mercado de hogares inteligentes. Ligeramente desconectados, sistemas de audio e iluminación respectivamente al 15.4% y 11.8%.
¿Por qué la seguridad será primordial?
Hagamos como que la razón no es obvia y seamos realistas: cualquier dispositivo de nuestra casa conectado a la red puede convertirse en una puerta abierta para los piratas informáticos. Cuando se trata de dispositivos que REALMENTE tienen el poder de abrir nuestra puerta de entrada, la conversación se vuelve bastante literal, pero también pueden espiarnos a través de nuestras cámaras o conocer nuestros datos confidenciales.
Sobre esto: Está claro que los grandes asesores de marketing de los fabricantes de estos dispositivos seremos nosotros. Nuestros hábitos de uso no tendrán secretos para ellos, y la oferta automatización del hogar estará cada vez más adaptado a nuestras experiencias.
En definitiva, un ejército de nuevas tecnologías nos llevará mucho más allá de la interacción actual que tenemos con nuestros hogares. Hoy hacemos uso de la IA preguntando a nuestros asistentes de voz cómo está el tiempo o qué dice la gente. Dentro de 10 años, estos dispositivos se convertirán en el verdadero cerebro de la casa. Podrán, si lo deseamos, actuar como mayordomos ajustando luces, electrodomésticos, audio de forma predictiva, anticipándose a nuestras elecciones.
Los robots también jugarán un papel clave: Ya hablé del Ori que desarrolló con IKEA el muebles capaces de transformar ambientes. Dentro de 10 años, habrá robots como CARL, un concepto de Design3, que deambularán por la casa en busca de intrusos o para comprobar si el perro está causando problemas.

El concepto de procesador de alimentos también cambiará drásticamente: los brazos robóticos nos ayudarán controlando la cocción, cortando verduras o ayudando a mantener limpio el banco de trabajo.
¿Y la salud?
Los dispositivos de diagnóstico pueden hacernos más conscientes y atentos a nuestro bienestar en los hogares inteligentes del futuro. Las cámaras y los sensores en los refrigeradores sugerirán alternativas más saludables al chocolate si venimos y lo comemos todo el tiempo. Una serie de sensores en el inodoro analizarán nuestro estiércol en busca de posibles amenazas: Toto está probando inodoros que proceden a analizar muestras de orina. Las propias viviendas mejorarán sus diagnósticos al identificar posibles fugas de agua o contaminación del ambiente interior.