El tren de hidrógeno HydroFlex es otra señal del impulso hacia soluciones de cero emisiones también para los trenes.
El primer tren de hidrógeno del Reino Unido se pone en marcha esta semana, marcando una página histórica en el impulso global hacia el transporte limpio. Los pasajeros de los primeros viajes de prueba se subieron al prototipo HydroFlex y recorrieron por todas partes sin producir contaminación.
Es una iniciativa del Centro de Investigación Ferroviaria de la Universidad de Birmingham en empresa conjunta con Porterbrook, la compañía ferroviaria inglesa. El primer prototipo de cuatro coches comenzó a trasladarse al centro de pruebas de Warwickshire. La próxima prueba en diciembre empleará la red ferroviaria principal.
"En unos años tendremos una flota operativa de estos trenes en todo el Reino Unido", dados Estuardo Hillmansen, uno de los ingenieros involucrados en el proyecto, durante la conferencia de presentación.
Mientras espera el planos de hidrogeno En general, los trenes son otro aliado importante en la lucha de los estados y ciudades para mejorar la calidad del aire y combatir el cambio climático. Muchos sistemas en todo el mundo ya dependen de trenes mixtos diésel-eléctricos: el Reino Unido ha optado por eliminar sus locomotoras (solo diésel, alrededor de 3900) para 2040.
La situación en otra parte
En Alemania, dos trenes de este tipo han estado en servicio desde 2018. Alstom, la compañía que los fabricó, ha anunciado otros 27 para los próximos años. Japón y Corea están en las etapas de planificación, y Estados Unidos está planeando pruebas en California y Carolina del Norte.
Cómo se hace HydroFlex
HydroFlex consta de cuatro vagones, uno de los cuales actúa como fuerza motriz con una combinación de energía que consiste en un módulo de pila de combustible, 20 kg de hidrógeno en cuatro tanques presurizados y una batería de litio de 200kW.
El hidrógeno se bombea a través de la celda de combustible, que extrae oxígeno del aire para generar electricidad. El exceso de energía se almacena en la batería de litio. A diferencia de las locomotoras diésel, por supuesto, no hay emisiones nocivas en el tren de hidrógeno, solo calor y agua.
“Es un viaje muy dulce y silencioso”, dice Andreas Hoffrichter, profesor de gestión ferroviaria en la Universidad Estatal de Michigan, quien ayudó a construir Hydrogen.
El tren de hidrógeno cambiará la estructura misma de los trenes. Los convoyes más ligeros, para transporte frecuente, estarán equipados con baterías muy grandes y pequeñas pilas de combustible, aprovechando también la energía de frenado. Para distancias más largas con trenes haciendo menos paradas, la mejor configuración será celdas más grandes y baterías más pequeñas.
Los desafíos aún están abiertos
Para la difusión masiva del tren de hidrógeno será necesario hacer definitiva la protección contra golpes y vibraciones. No se trata solo de prevenir accidentes, sino de oscilaciones excesivas en caso de sustitución de vagones. Otro problema a resolver está relacionado con la conversión de redes, sobre todo en los puntos de repostaje que faltan en casi todas partes, y donde están presentes no siempre utilizan energías renovables para la producción de hidrógeno (así que estamos en el punto anterior).
Unos cuantos esfuerzos más y el jefe de estación podrá levantar su pala: será verde como nunca antes.