Estamos entrando en una nueva era de la web que analistas y expertos del sector ya han bautizado como "Splinternet".
Splinternet es, de hecho, la fragmentación de Internet en muchas redes específicas por estado y por región. Un poco como decir que cada país tendrá su propia Internet. Un poco como poner límites a un mundo que hoy no los tiene.
Por que esta sucediendo?
Es el efecto de la voluntad que tiene cada estado de mantener una "soberanía" también a nivel digital: aquellos en las opciones de compra, la privacidad, la localización de los ciudadanos son información claramente considerada sensible y no compartible.
Hoy en día, más de 30 áreas mundiales han impuesto apuestas en la web: Europa, Brasil, China, India. Nunca antes tantos habían bloqueado el acceso externo a sus datos en la red, y el proceso solo aumenta.
No son malas noticias solo por la libertad de pensamiento y expresión: el comercio también está en grave peligro y para evitar problemas, las empresas tendrán que pasar por una transición complicada.
El hecho es que cada nación tiene reglas, y Splinternet no será la excepción: no cumplir significará en muchos casos quedar desconectado de cualquier canal de distribución de sus productos y servicios. Como si eso fuera poco, las multas y diversas obligaciones erosionarán del 0.5% al 4% de la facturación anual.
Es la nueva guerra fria
Las víctimas de este enfrentamiento que involucra a cada vez más países son siempre muchas, la mayoría de las cuales se han "estrellado" contra las barreras telemáticas y administrativas del "Gran Cortafuegos de China", el nuevo muro informático creado por el gobierno.
Con el lanzamiento de su ley de Ciberseguridad, el país ha acogido una visión de la red diametralmente opuesta a la que estamos acostumbrados hasta ahora, obligando a otros países a protegerse de forma similar: Europa se ha hecho eco de ello con el RGPD, y además Brasil ha reforzado las medidas de privacidad con su ley, la LGPD.
¿Adiós al libre comercio?
En resumen, Internet gratis será un sueño nostálgico. El acceso abierto a la información y su libre circulación entre países, ciudadanos y organizaciones se convertirá en un recuerdo desvaído.
¿Aún podemos hacer algo?
Actualmente poco y nada. Estados Unidos, fundadores y pioneros de la web, es un país en el que varias voces importantes (en la sociedad y en el emprendimiento digital) defienden enérgicamente, quizás ya resignadas, el ideal de una red libre: con una amplia y reciente deserción, el de Mark Zuckerberg, quien parece haberse doblegado ante la necesidad de supervivencia de su plataforma.
Otros están más decididos, como (la nobleza obliga) al mismo creador de la web, que Tim Berners-Lee, quien desarrolló un "Contrato para la Web" lleno de principios éticos, y que se espera un rápido "desarme" del escenario de cierre global.
Quizás el futuro se caracterice realmente por distancias infranqueables también a nivel técnico, o quizás sea solo una fase "reaccionaria": mezclada en la compleja dinámica de violaciones y sanciones, las distintas naciones podrían volver sobre sus pasos.