BAE Systems escribe una nueva página en la historia de la aviación al desarrollar el primer avión que utiliza chorros de aire supersónicos en lugar de los clásicos "flaps" para proporcionar dirección.
Con su primer despegue sobre el Campovolo de Llanbedr en Gwynedd, Escocia, el dron "Magma" muestra los primeros pasos de una tecnología que podría revolucionar el diseño de aviones.
La situación actual
Hoy en día, los aviones convencionales son presa de un complejo sistema de aletas, alerones, elevadores, timones y otras superficies de control que sirven para volar en direcciones distintas a la recta.
Después de más de un siglo de desarrollo, es un componente que ha evolucionado muy poco, sigue siendo ineficiente e implica la presencia de demasiadas piezas mecánicas sujetas a desgaste.
El proyecto BAE en colaboración con el gobierno británico y la Universidad de Manchester reemplaza todos estos elementos con tecnología de chorro de aire "simple" que controla la dirección de la aeronave.

El tipo de acción incluye dos sistemas diferentes: un "Control de circulación en el ala" que se basa en un chorro de aire en un conducto especial que actúa como alerón, y un "Vector de fluido de empuje" que desvía una parte del aire expulsado por las turbinas dentro de las toberas para cambiar el posicionamiento de la aeronave
En su conjunto, la "tecnología Magma" tiene el potencial de mejorar tanto el control como el rendimiento de las aeronaves que serían más ligeras, económicas y fiables. Más: con menos partes móviles, las formas de la aeronave permitirían una mayor "invisibilidad" a los radares.
"Estamos entusiasmados de ser parte de un esfuerzo mayor para cambiar la forma en que se moverán y controlarán los aviones mediante el desarrollo de las soluciones más innovadoras desde el nacimiento del ala móvil de los hermanos Wright". dados Bill Crowther, líder del proyecto Magma en la Universidad de Manchester.
"La asociación con BAE Systems nos ha permitido concentrarnos en la investigación, dejándoles la aplicación industrial. Hace 20 años desarrollamos el primer prototipo con dos piezas de plástico pegadas y un secador de pelo para probarlas. Hoy los componentes están hechos de titanio, se imprimen en 3D y se prueban directamente en los sistemas de vuelo. No podríamos pedir algo mejor".