El futuro está lleno de cosas, y está lleno de nosotros: es lógico esperar revoluciones en todos los campos, desde la tecnología hasta la política, con ligeras diferencias de ritmo para la religión y la sociedad. ¿Cómo cambiará la forma en que nos relacionamos con los demás? Y la relación más antigua del mundo, la que tenemos con el sexo opuesto, ¿cómo se transformará?
Todos los signos están ahí: nuestra moral ha cambiado con los años y ha pasado mucha agua debajo del puente desde que nuestros abuelos se emocionaron frente a las fotos de un par de hermosos tobillos desnudos. La pornografía ha alcanzado un grado de difusión y capilaridad sin precedentes, y el sexo en todas sus formas destaca por doquier, con una amplia oferta apta para satisfacer incluso las necesidades de los 'nichos'. Aquí hay algunas predicciones:
Peep World
El voyeurismo, en particular, vivirá su fase más paroxística en los próximos años: millones de webcams repartidas por todo el mundo y cámaras de vídeo integradas en los teléfonos móviles producirán espectáculos más inmediatos, usables e 'insospechados'. Atrás quedaron los tiempos de la ficha puesta en el 'peep show' para asomarse al striptease en una discoteca, cada vez será más habitual toparse con 'paseos' de strippers (incluso insospechadas) que improvisarán pequeños espectáculos incluso al aire libre y en situaciones ocupadas.
ruleta sexual
Hasta la vieja charla erótica tendrá su momento: la vocación 'social' de la Red invadirá también las relaciones improvisadas. Con el desarrollo de las 'SexRoulettes', el placer de coquetear con la luz roja irá acompañado de la emoción del riesgo: un botón y te enfrentarás a las gracias de una mujer, un hombre, una trans al azar. Las situaciones límite se darán y cómo: piensa en la sorpresa de encontrarte jugueteando en la webcam con tu tía, que cultiva un placer solitario demasiado parecido al tuyo al otro lado de la pantalla.
muñecas sexuales
Ni que decir tiene: los muñecos (y 'muñecos') hinchables serán antigüedades como los primeros preservativos en tripa bovina. Las Real Dolls del futuro próximo estarán calentadas y equipadas con servomotores capaces de hacerlas respirar rítmicamente y difundir el calor corporal y los latidos del corazón. Pasarán décadas antes de que un robot 'aprenda' a hacer el amor (¿recuerdan al gigoló cibernético de 'Inteligencia Artificial'? Jude Law en su papel más bizarro) pero a unos 'títeres' humanoides solo les faltará un alma (hasta la palabra será garantizado).
Bienestar total
No lo ocultamos: cuanto más sexo hay, menos lo tienes al abrigo de las cuatro paredes. La ruptura de los grupos familiares (con la creación de muchas de las llamadas "familias unipersonales" en las próximas décadas) también dificultará el sexo y las citas. La demanda de sexo de pago es cada vez más amplia y responde a una oferta cada vez más precisa, empaquetada e 'institucional'. El sexo del futuro verá como opciones extendidas y aceptadas los centros eróticos, así como las villas turísticas o los balnearios: habrá abonos, paquetes seriados y no se descarta que para las personas mayores también haya exenciones de los servicios sanitarios: El estrés y las enfermedades psíquicas debidas a la excesiva presión de nuestra sociedad harán imprescindible recurrir al sexo como práctica de 'cura' y alivio, en contextos fiables en cuanto a higiene y organización.
¿Es amor?
No te preocupes: para los últimos supervivientes que todavía tendrán el deseo de darse alegría en una relación afectiva, no faltarán juguetes capaces de darse satisfacción mutua. El mercado de los juguetes sexuales ahora representa una porción mayoritaria de las ganancias vinculadas a eros, y es fácil predecir cuántas de las tecnologías 'insospechadas' que hoy albergan automóviles y dispositivos informáticos encontrarán aplicaciones brillantes entre las mantas o en las alcobas. Solo un ejemplo (y no me llames pervertido): ¿qué tal una 'silla de amor' equipada con giroscopios y capaz de cambiar de forma según la posición que tú o tu pareja adopten durante una relación sexual?
Futuro del sexo
No os asustéis: el futuro sexo del 2500 sólo se verá afectado por los cambios radicales que alcanzarán la sociedad y los individuos. Dos grandes pautas en esta pequeña visión especulativa: la ingeniería genética y los implantes cibernéticos. Adiós a Viagra y Cialis, tarde o temprano habrá individuos genéticamente predispuestos a no fallar en la cama y tener erecciones satisfactorias, o futuras mujeres 'diseñadas' para tener siempre un orgasmo. De la misma manera será posible 'aumentar' horizontes y rendimiento mediante la implantación de mecanismos y dispositivos: ya no será un uso lamentable de prótesis, sino un 'estatus' que se desea obtener (un poco como la cirugía estética para muchas niñas de hoy) y que estará reservado solo para personas adineradas, en una sociedad futura que podría experimentar una nueva división en 'castas' que tienen la tecnología como su factor discriminatorio y no el linaje familiar.